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VISPERAS DEL JUEVES DE LA VII SEMANA DE PASCUA

Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

V/. Alabado sea el santísimo Sacramento del Altar

R/. Sea por siempre bendito y alabado

Padrenuestro, Ave Maria y Gloria.

 

Himno

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
 
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
 
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
 
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
 
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

 

SALMODIA                                             
Ant 1. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre. Aleluya.

                                 

Señor, tenle en cuenta a David

todos sus afanes:

cómo juró al Señor

e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,

no subiré al lecho de mi descanso,

no daré sueño a mis ojos,

ni reposo a mis párpados,

hasta que encuentre un lugar para el Señor,

una morada para el Fuerte de Jacob.»

Oímos que estaba en Efrata,

la encontramos en el Soto de Jaar:

entremos en su morada,

postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,

ven con el arca de tu poder:

que tus sacerdotes se vistan de gala,

que tus fieles te aclamen.

Por amor a tu siervo David,

no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre. Aleluya.

Ant 2. Jesucristo es el único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores. Aleluya.

El Señor ha jurado a David

una promesa que no retractará:

«A uno de tu linaje

pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza

y los mandatos que les enseño,

también sus hijos, por siempre,

se sentarán sobre tu trono.»

Porque el Señor ha elegido a Sión,

ha deseado vivir en ella:

«Ésta es mi mansión por siempre,

aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones,

a sus pobres los saciaré de pan;

vestiré a sus sacerdotes de gala,

y sus fieles aclamarán con vítores.

Haré germinar el vigor de David,

enciendo una lámpara para mi Ungido.

A sus enemigos los vestiré de ignominia,

sobre él brillará mi diadema.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Jesucristo es el único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores. Aleluya.

Ant 3. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.


Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos? Aleluya.

LECTURA BREVE 

¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

RESPONSORIO BREVEV. 

V. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
R. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

V. Os lo enseñará todo.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena y os comunicará lo que está por venir. Aleluya.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena y os comunicará lo que está por venir. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, bendito por los siglos, y, pidiéndole que envíe el Espíritu Santo a los que ha redimido con su muerte y resurrección, digamos:

R./ Salva, Señor, a los que has redimido.

1. Envía a la Iglesia el Espíritu de la unidad, para que desaparezcan todas las disensiones, odios y divisiones. OREMOS.

2. Tú que libraste a los hombres del dominio de Satanás, libra también al mundo de los males que lo afligen. OREMOS.

3. Tú que, dócil al Espíritu, diste cumplimiento a tu misión, haz que los sacerdotes hallen en la oración la fuerza y la luz del Espíritu para ser fieles a su ministerio. OREMOS.

4. Que tu Espíritu guíe a los gobernantes, para que busquen y realicen el bien común. OREMOS.

5. Tú que vives en la gloria del Padre, acoge a los difuntos en tu reino.  OREMOS.


Padre nuestro

ORACION

Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.

Amen.

Ant. ¡Oh Sagrado banquete, en que Cristo se nos da como alimento, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!

V./ Nos has dado, Señor, el pan del cielo.

R./ Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.
Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo; conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, venerando constantemente el misterio de nuestra salvación merezcamos conseguir sus frutos. Por Jesucristo nuestro Señor.


ORACIÓN VOCACIONAL

Oremos.

Señor, Padre santo, Tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación a la vida religiosa mercedaria llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


OREMOS

Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R./Amén.


Cantemos al amor de los amores,

cantemos al Señor,

Dios está aquí, venid adoradores adoremos

a Cristo Redentor.

Gloria a Cristo Jesús,

cielos y tierra bendecid al Señor;

honor y gloria a Ti,

Rey de la gloria, amor por siempre a Ti,

Dios del amor

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