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VISPERAS JUEVES DE LA I SEMANA DE CUARESMA

Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

V/. Alabado sea el santísimo Sacramento del Altar

R/. Sea por siempre bendito y alabado

Padrenuestro, Ave María y Gloria.

 

 

Himno

 

Te damos gracias, Señor,

porque has depuesto la ira

y has detenido ante el pueblo

la mano que lo castiga.

 

Tú eres el Dios que nos salva,

la luz que nos ilumina,

la mano que nos sostiene

y el techo que nos cobija.

 

Y sacaremos con gozo

del manantial de la Vida

las aguas que dan al hombre

la fuerza que resucita.

 

Entonces proclamaremos:

“¡Cantadle con alegría!

¡El nombre de Dios es grande;

su caridad, infinita!

 

¡Que alabe al Señor la tierra!

Contadle sus maravillas.

¡Qué grande, en medio del pueblo,

el Dios que nos justifica!”. Amén.

 

 



 

SALMODIA                                             
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

 

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

 

Señor, Dios mío, a ti grité,

y tú me sanaste.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

 

Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto,

por la mañana, el júbilo.

 

Yo pensaba muy seguro:

«No vacilaré jamás.»

Tu bondad, Señor, me aseguraba

el honor y la fuerza;

pero escondiste tu rostro,

y quedé desconcertado.

 

A ti, Señor, llamé,

supliqué a mi Dios:

«¿Qué ganas con mi muerte,

con que yo baje a la fosa?

 

¿Te va a dar gracias el polvo,

o va a proclamar tu lealtad?

Escucha, Señor, y ten piedad de mí.

Señor, socórreme.»

 

Cambiaste mi luto en danzas,

me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;

te cantará mi alma sin callarse.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

 

Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

 

Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor

no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,

rugiendo todo el día,

porque día y noche tu mano

pesaba sobre mí;

mi savia se me había vuelto

un fruto seco.

 

Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito;

propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

 

Por eso, que todo fiel te suplique

en el momento de la desgracia:

la crecida de las aguas caudalosas

no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,

me rodeas de cantos de liberación.

 

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,

fijaré en ti mis ojos.

 

No seáis irracionales como caballos y mulos,

cuyo brío hay que domar con freno y brida;

si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;

al que confía en el Señor,

la misericordia lo rodea.

 

Alegraos, justos, y gozad con el Señor,

aclamadlo, los de corazón sincero.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

 

 

Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

 

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

 

 

LECTURA BREVE   

Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

 

RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: Señor, ten misericordia.

R. Yo dije: Señor, ten misericordia.

V. Sáname, porque he pecado contra ti.

R. Señor, ten misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá.

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá.

PRECES
Oremos a Cristo, el Señor, que nos dio el mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros, y digámosle:

 

R./ Acrecienta, Señor, la caridad de tu Iglesia.

 

  1. Maestro bueno, enséñanos a amarte en nuestros hermanos y a servirte en cada uno de ellos. OREMOS

 

  1. Tú que en la cruz pediste al Padre el perdón para tus verdugos, concédenos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen. OREMOS

 

  1. Señor, que la participación en el misterio de tu cuerpo y de tu sangre acreciente en nosotros el amor, la fortaleza y la confianza, y dé vigor a los débiles, consuelo a los tristes, esperanza a los agonizantes. OREMOS

 

  1. Señor, luz del mundo, que, por el agua, concediste al ciego de nacimiento que pudiera ver la luz, ilumina a nuestros catecúmenos por el sacramento del agua y de la palabra. OREMOS

 

  1. Concede la plenitud de tu amor a los difuntos y haz que un día nos contemos entre tus elegidos. OREMOS

 

Padre nuestro

 

 

ORACION

Concédenos, Señor, la gracia de conocer y practicar siempre el bien, y, pues sin ti no podemos ni siquiera existir, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

 

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.

 

 

Ant. ¡Oh Sagrado banquete, en que Cristo se nos da como alimento, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!

 

V./ Nos has dado, Señor, el pan del cielo.

R./ Que contiene en sí todo deleite.

 

Oremos.
Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo; conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, venerando constantemente el misterio de nuestra salvación merezcamos conseguir sus frutos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

 

ORACIÓN VOCACIONAL

Oremos.

Señor, Padre santo, Tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación a la vida religiosa mercedaria llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

 

 

 

OREMOS

Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

R./Amén.

 

 

Cantemos al amor de los amores,

cantemos al Señor,

Dios está aquí, venid adoradores adoremos

a Cristo Redentor.

Gloria a Cristo Jesús,

cielos y tierra bendecid al Señor;

honor y gloria a Ti,

Rey de la gloria, amor por siempre a Ti,

Dios del amor.

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