VISPERAS JUEVES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
V/. Alabado sea el santísimo Sacramento del Altar
R/. Sea por siempre bendito y alabado
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Himno
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.
Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.
Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.
Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te dará gracias por siempre.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mi.
Señor, Dios mío, te grité,
y tú me sanaste.
Señor sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás».
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
suplique a mí Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te dará gracias por siempre.
Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito,
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
LECTURA BREVE
Tened paciencia hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. Mirad que el juez está ya a la puerta.
RESPONSORIO BREVE
V./ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R./ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V./ Que brille tu rostro y nos salve.
R./Señor Dios de los ejércitos.
V./Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R./Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
PRECES
Imploremos a Cristo, luz resplandeciente, que prometieron los profetas a los que habitan en tierra de sombras, y digámosle:
R./ Ven, Señor Jesús
- Cristo, Palabra de Dios, que en el principio creaste todas las cosas, y en la etapa final del mundo tomaste nuestra naturaleza humana, ven y arráncanos de la muerte. OREMOS
- Luz verdadera que alumbra a todo hombre, ven y disipa las tinieblas de nuestra ignorancia. OREMOS
- Hijo único que estás en el seno del Padre, ven y danos a conocer el amor de Dios. OREMOS
- Cristo Jesús, que viniste a nosotros como Hijo del hombre, concede a cuantos te reciben el poder de ser hijos de Dios. OREMOS
- Tú que abres las puertas de todas las cárceles, admite en el festín de tus bodas a cuantos aguardan a la puerta. OREMOS
Padre nuestro
ORACION
Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza; que tu amor y tu perdón apresuren la salvación que nuestros pecados retardan. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.
Ant. ¡Oh Sagrado banquete, en que Cristo se nos da como alimento, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!
V./ Nos has dado, Señor, el pan del cielo.
R./ Que contiene en sí todo deleite.
Oremos.
Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo; conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, venerando constantemente el misterio de nuestra salvación merezcamos conseguir sus frutos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN VOCACIONAL
Oremos.
Señor, Padre santo, Tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación a la vida religiosa mercedaria llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
OREMOS
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R./Amén.
Cantemos al amor de los amores,
cantemos al Señor,
Dios está aquí, venid adoradores adoremos
a Cristo Redentor.
Gloria a Cristo Jesús,
cielos y tierra bendecid al Señor;
honor y gloria a Ti,
Rey de la gloria, amor por siempre a Ti,
Dios del amor.